CRÓNICAS IRRESOLUTAS (II)

LIBÍDINE, LUBRICATA

Soy un jiracoleón hembra y me llamo Irresoluta. Lo de antes es una simple historia más de tantas que me pasan en la vida. Últimamente estoy receptiva y lo único que quiero es un buen jiracoleón que me colme de placer y de jiracoleoncitos. Os juro que me paso las noches arrastrándome por el páramo, pero no encuentro a ninguno y siempre vuelvo a casa más sola que la una, dejando tras de mí un hilo secretor de lujuria: la estela de amor que nadie sigue, el rastro de pasión para posibles amantes que nunca vienen...
Es por las noches que escribo cartas de amor que luego disperso ilusionada por las vastas marismas, con la intención de que alguno las lea. Mojo la pluma entre los labios de mi húmeda vagina y comienzo a escribir, con mi mejor letra, sobre las grandes hojas de higuera que voy recogiendo durante el día. Sé que os parecerá extraño, pero es nuestra manera: cuando los rayos del sol inciden en las hojas escritas con flujo jiracoleonil, se pueden leer poemas de amor en letras tornasoladas, que supuestamente ciegan el entendimiento y la razón de los jiracoleones machos. Cambian de color y enroscan su pegajosa lengua de casi un metro y enrollan la cola de casi dos, hasta que rozan su esfínter contraído por la pasión. En ese momento empiezan a buscar jiracoleonas en celo metidos en sus conchas helicoidales de caracol irisado, rodando y rebotando por las ciénagas que dominan nuestro hábitat. Normalmente encuentran a alguna dispuesta a todo, pero yo no sé qué es lo que hago mal, porque llevo cerca de tres años esperando con la lengua fuera, sobre mis pechos hinchados, al jiracoleón de mi vida... Y se dice pronto, pero tres años son tres años; más aún cuando, por causas que desconozco, yo estoy en celo todos los días del año, en vez de los cien que normalmente tenemos las jiracoleonas... No sé, supongo que llegará el día, no puede tardar, o al menos, eso espero. No voy a ser yo la que rompa las estadísticas, no nací para eso. Porque ahora que viene al caso, estoy harta de las estadísticas: ¿dónde estoy yo en ésos padrones, dónde? Si fuera fea, como mi amiga Fortuita, lo entendería; pero hasta ella ha tenido varios contactos con jiracoleones distintos, y ya tiene ocho retoños, más feos aún que ella, todo hay que decirlo, pero los tiene... Porque no vayan a pensar que lo único que quiero es sexo, chiquichiqui y ya está, no, quítenselo de la cabeza; lo que yo quiero es amor, cariño, ternura..., en definitiva, que me quieran... Y tener muchos hijos, muchos..., pero, ¿cómo?, si no encuentro a nadie para acoplarme, a nadie que me haga suya... Yo no sé cómo hace mi amiga Fortuita, que siendo como es, está como está...
No quiero engañar a nadie, pero la verdad, también necesito sexo. Sexo sin más. ¿Y, por qué no? ¿Qué tiene de malo?

(continuará...)

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡.-.-.-.-.-.!!!!
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