
ESTRATEGIA
-Estaba sedienta –le comenté a la primera rana que me encontré en la ciénaga, como quien no quiere la cosa.
-¿Deseosa? –me preguntó aburrida sobre una pequeña roca musgosa, mirándome con sus dos ojos convexos.
-Sedienta de todo –encogí mi largo cuello de jirafa hasta ella.
-¿Qué anhelabas? –se interesó muy alegre dando un gran salto hacia otra roca más alta y mirándome a los ojos camaleónicos, más prominentes y abombados aún que los suyos.
-Agua y venganza –le respondí alzando otra vez el cuello para ponerme a su altura.
-Entiendo..., -bajó la mirada sin entender nada-. ¡Qué bonita concha tienes! -cambió de tema, de pronto, como si no le interesara lo que yo creía que era una buena y artificiosa conversación para atraer su atención.
-También ansiaba cariño, que me amaran un poco..., -reanudé el diálogo de nuevo, llevándolo hacia donde yo juzgaba conveniente.
-¿Sólo un poco? –se interesó la rana de nuevo.
-Aunque fuera un poquito... –le contesté mientras enrollaba poco a poco mi larga cola de lagarto.
-Estabas en celo.
-Estaba receptiva.
-Ávida de sexo...
-Y sobre todo harta.
-Pobre... -hizo ademán de pestañear, pero se dio cuenta de que no tenía pestañas y quedó perpleja.
-Tenía que trazar algún plan y me afané en ello -erguí el cuello.
-¿Y qué pensaste?
-Primero, bebería agua... -le dije, desliando mi larga cola de nuevo.
-Agua -repitió la rana insensata.
-Después, comería algo... -la miré fijamente con mis dos ojos locos.
-¿Algo? -se encogió.
-Y por la noche ya vería lo que haría... -disimulé con gran soltura.
-¡Qué cosas! -dijo la rana, totalmente ajena a mis planes.
-Encendí un cigarrillo porque... -dije con gran misterio.
-Porque... -se interesó, abriendo los ojos.
-¿...quién ha dicho que los jiracoleones no fumamos?
-¡Jijí! –rió, tapándose la boca con las ancas.
-Y, mira tú por dónde, los planes cambiaron.
-Es que no se puede hacer planes... –negó con la cabeza, y ya, totalmente inmersa en la conversación
-Y antes de encontrar agua para beber... –dejé en el aire.
-¿Sí? –me preguntó la rana muy interesada.
-...te encontré a ti –dije mirándola fijamente a los ojos.
-¡Anda! -me respondió feliz, ignorante de su inminente destino.
-Sí -continué-, mis planes se fueron al garete.
-¿Qué quiere decir garete? -me preguntó
-Encontré antes la comida que la bebida -le dije, sin contestar a su pregunta.
-¿Qué quiere decir garete? –insistió, saltando hacia otra roca más cerca de mí.
-Y entonces decidí cambiar mis planes, porque una no está para perder el tiempo –comenté, como si no hablara con ella.
-Sí, sí, pero, ¿qué quiere decir garete? -volvió a preguntarme muy nerviosa.
-Porque, que seas una rana, no quiere decir que vaya a dejar pasar la oportunidad...
-Soy sencilla... -me cortó.
-...y seguro que estás buenísima... -la corté yo y erguí mi largo cuello hasta la roca en donde ella se encontraba.
-... aunque no sepa qué quiere decir garete -dijo muy triste, hundiendo sus sobresalientes ojos.
-...enrollada en mi lengua... -seguí, mientras la desplegaba hacia ella.
-¿Qué quiere decir garete? -volvió a animarse.
-...que es más larga aún que la tuya -le dije y, justo después, en un abrir y cerrar de ojos, la rana hipnotizada, quedó atrapada en mi músculo más valioso.
-¡Uy, qué lengua más largaaagh...! -llegó a decir la pobre incauta.
(continuará...)
1 comentario:
Voy con la segunda vuelta...
(pero hoy me he traído el antiácido, que ya sé lo que se come por aquí ;-)
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