"IN UTERO"


Mientras que yo daba a luz a mi niño, a mi vecina le quitaban la matriz: no podía imaginar que nunca vería a mi hijo, que ella me lo robaría: yo sé que ella supo, en ese mismo instante, mientras las dos quedábamos vacías, que mi niño sería suyo, que me lo robaría: y así fue: igual que una serpiente sustrae los huevos de los nidos: fue entonces cuando empecé a perder la cordura, a desvariar, a decir cosas raras, a perderme: quizás sea tarde para hablar de ello, pero también es temprano para acostarse, para dudar, para abandonar la cama fría y abrir las ventanas: siempre es temprano o demasiado tarde para hacer algo: después de todo, no hay más que escucharme, deplorando la fertilidad de las mujeres, envenenándome las ideas durante toda una vida, hablando míseramente, cerrando los labios alrededor de las palabras, como vacilando antes de dejarlas escapar: donde estoy, el silencio es, a veces, tan intenso, tan espeso, que tengo la sensación de atravesarlo: siento las vidas que existen en mí y que se están perdiendo: es una de mis fantasías: en cada persona existen muchas vidas: están, digamos, en nuestro interior, serpenteando sobre hileras de metal, brillantes, como vías de ferrocarril: si vamos por una de ellas, hacia un incierto destino, podemos ver las otras paralelas, en las que también podíamos habernos embarcado si hubiéramos tenido la fuerza necesaria para hacer el cambio, para deslizarnos quizás hacia otro destino distinto, igualmente incierto: es la manera que tengo de decir que estoy sola y que, cuando alzo la vista para encontrar la noche, la encuentro reunida en mi hombro: me cuesta un gran esfuerzo acomodar los músculos del rostro para ofrecer una sonrisa: por eso, estoy siempre seria: ¿debería estar feliz por algo?: es curioso; los demás temen mirarme a la cara por temor a aprender algo: por eso estoy sola: todo se me ha ido, incluso mis fracasos, y el tiempo, la ilusión, la noche, la histeria, mi hijo: hay tal silencio aquí, por la noche, que parece que mi cuerpo esté amputado: tanto silencio que, cuando duermo, despierto y medito entre las botellas de los fetos en conserva: y pienso que es mejor estar sola, y que no quiero ver a nadie: luego, después de largas horas en el oscuro silencio, amanece, y veo cómo las nubes se atreven a salir como enormes piernas separadas y lánguidas después de un orgasmo: eso me crea un gran desconsuelo: puesto que la vida es la única fuerza de donde podemos sacar la tragedia de nosotros, he decidido entregarme a ella totalmente, que es lo mismo que esperar la muerte: lo importante no es lo que uno piensa, ni siquiera lo que uno hace: lo importante es lo que uno es: sobre todo, es notable el silencio: puedo sentarme tranquila para observar el desfile: la nieve subiendo hacia el cielo, las flores que brotan entre los dedos de mis pies, una música lejana, el fluir del tiempo; todo ello junto: mi locura: los prados humeantes, las tostadas quemándose entre los hierros, los lagos helados, los bordes rígidos, o sea, mi locura: nada sucede, pero existe una poderosa sensación de que algo ha sucedido o que va a suceder: el cartero entrega una carta muy esperada a quien la espera, las cortinas se corren por el simple hecho de que alguien ha pensado que deberían correrse, suena la melodía que tienes en mente: casualidades: corro por los inmensos corredores como una convicta: pienso en el hijo que nunca tuve: que tuve y me robaron: grito como un ganso desangrado: siento cómo mis entrañas se disuelven y resbalan por mis rodillas: la alfombra, roja: lloro igual que un niño: mi hijo: mi locura: me abraso por dentro: ¿estoy llorando?: sí: por eso pediré una jarra de agua helada: frío: silencio: no oigo nada: ni áspero ni decisivo como lija, hacha o cuchillo: no oigo nada: el silencio: ¿y las risas?

3 comentarios:

brokemac dijo...

¡Qué sorpresa!, y ¡cuánta estrellita cae del cielo! :)

Javier dijo...

Difícil colocarse en la piel de estas amputadas, lo fueron sin desearlo, les robaron la vida.

pon dijo...

1.- qué preciosa lluvia de estrellas.
2.- qué breve, esta vez, tu relato.
3.- qué doloroso, también esta vez, tu relato.


espléndida vuelta

besus