ACOPLAMIENTO PERFECTO


Es carnívora, pues su pelvis es similar a la de un lagarto y no a la de un ave, como la de un diplodocus. Más que a un tyrannosaurus cretácico se diría que es más parecida a un allosaurus jurásico. Su cuello en forma de ese la delata como temible, además de sus pies con garras y cuatro dedos. Como buena bípeda usa la cola para mantener el equilibrio, y todas las tardes da largos paseos por el bulevar tensando la vértebra caudal, convirtiéndose así en la más distinguida de toda la ciudad. Los demás, cuando la ven, se apartan como ornitisquios asustados y ella avanza, muy digna, con la vista al frente y sin mirar a nadie: quince metros en dos zancadas, haciendo temblar el suelo a cada pisada suya. Cuando está cansada o los zapatos oprimen sus pies escamosos, regresa a casa y toma té con pastitas que ella misma hace con almendras y hojas de arce. Pues ella, aún siendo saurisquia, es vegetariana, aunque nadie le cree. Por la noche, antes de dormir, reza su novena sentada en la cama con un viejo rosario de dientes de iguanodón, que heredó de su madre. Le pide a dios un buen marido, que la cuide y que la quiera, y que, por favor, no tarde mucho en llegar, porque la cloaca se le está secando.

-Con un huevito o dos, me conformo. Porfavorporfavorporfavor, amén –se persigna, moviendo las garras, norte, sur, oeste, este.

Se llama Tralalá y es buena, no es mala, no; lo que pasa es que está un poco resentida: ¿qué es eso de que ni siquiera la saluden cuando sale a pasear, que se aparten de ella asustados, que los niños la señalen con el dedo...?

Hoy, que es un día aparentemente como cualquier otro, Tralalá se ha despertado contenta. Al levantarse de la cama se ha sentido más joven que nunca, y al mirarse al espejo se ha visto guapísima. Tras una ducha con agua fría para endurecer sus escamas ha creído renacer. Sus gestos son decididos, calculados y precisos. No hay dudas, no hay recelos. Hoy, Tralalá no previene. Optimista ella, canta en voz alta para que la oiga todo el mundo.

-¿Y por qué no? ¡Que se enteren, que se entere todo el mundo que estoy contenta! ¡Lalalá-tralalá!

En dos grandes pasos llega a su habitación y abre el armario ropero con puertas de concha de tortuga. Saca uno, tres, diez vestidos al azar y los lanza sobre la cama. Los observa unos segundos y coge uno rojo para volverlo a dejar en el mismo sitio y coge otro verde de seda. Se lo prueba y se lo quita al momento dejándolo en el suelo. Se prueba otro y se lo quita. Otro y se lo quita. Otro, y se lo quita.

-¡Loquita me voy a volver! ¿Qué me pongo? –ruge.

Escoge uno de dorado lamé, y lo desecha. Uno naranja y también lo desecha.

-¡Deshecha estoy, que no encuentro qué ponerme! –brama.

Uno azul, otro violeta, uno granate, otro amarillo, hasta que se decide por uno de raso negro.

-¿Y porqué no?

Antes de salir a la calle se asoma a la ventana y mira al cielo. Hace un día radiante y el sol brilla como nunca. Tralalá sonríe y coge su sombrilla de volante óseo de marginocéfalo para protegerse las escamas. Sale de casa y cierra la puerta con tres vueltas de llave. Se persigna antes de bajar las escaleras de veinte en veinte y en un momento llega al peristilo que da a la calle donde, sorprendentemente, la portera la saluda.

-Que tenga un buen día, señorita Tralalá.

-...hic... –pronuncia, y sale a la calle muy contenta.

La vértebra caudal de Tralalá no está tensa como es normal en ella. Anda más suelta, con pasos más cortos y suaves que de costumbre. Saluda a la gente aunque no sea correspondida, pero de vez en cuando, alguien inclina la cabeza cumplidamente al cruzarse con ella, e incluso, uno ha sido capaz de sonreírle con deferencia.

-¿Y por qué no?

Al pasar por delante de la terraza del bar del hotel Trentino, Tralalá ha aminorado su marcha, pero no se ha decidido a quedarse y ha continuado caminando. Tras andar unos cuantos metros ha parado en seco y ha vuelto sobre sus propios pasos.

-¿Y por qué no? –se pregunta, mientras vuelve al bar Trentino.

Se sienta en la mesa más solitaria de la terraza y pide un martini seco con unas cuantas gotas de ginebra sin cerrar su sombrilla ósea. El camarero no tarda más de un minuto en traérselo y Tralalá se lo agradece con un ligero movimiento de cabeza. El camarero le devuelve el gesto con la mano en el pecho y una gentil inclinación. Ella le sonríe mostrando sus dientes de cocodrilo.

Bajo el parasol de marginocéfalo bebe todo el martini de un solo trago y a continuación eructa. Mira a un lado y a otro emitiendo una risilla tapándose la boca con la garra, como si hubiera hecho una travesura y ve a un hombre que la observa detenidamente desde otra mesa. Tralalá, en vez de ponerse nerviosa, le aguanta la mirada con sus ojos de reptil. Él la sigue mirando. Ella también. Él le sonríe. Tralalá se remueve en el asiento. Él hombre se levanta y se dirige hacia ella. Tralalá pestañea excitada.

-¡Bellísima!

-...hic...

El hombre se sienta a su lado y llama de nuevo al camarero. Pide un martini seco para ella y un campari para él. Tralalá no acierta a decir palabra.

-Io sono Marco, bella dona.

-...hic...

Durante casi dos horas, Marco no para de hablar, mientras ella mueve la cola, agitada, hasta que él se levanta para marchar.

-Fino a domani mattina.

-...hic... –acierta a decir Tralalá.

Al llegar a su casa, Tralalá se quita el vestido y echa la siesta. Duerme tres horas y al despertar, ya es noche cerrada. Se levanta de la cama y se asoma a la ventana recostándose sobre el alféizar.

Menea la cola dibujando círculos en el espacio. Mira al cielo estrellado y observa una luz muy brillante, que se acerca y se agranda hasta llegar delante de ella. Tralalá no se asusta porque comprueba que es un transbordador interestelar que aterriza sobre una pista al uso en un acoplamiento perfecto. Un acoplamiento tan perfecto como espera tener mañana con Marco.

-¿Y por qué no? –piensa.

14 comentarios:

pon dijo...

Juas!!!
Primero me recordó a una profe de mates del cole que andaba con esa tensión........luego aquella peli de Katherine Hepburn que era una americana mayorcita y en Venecia se liga a un italiano guapo.........luego a una geisha con sombrilla de papel de arroz..........luego..........

Marga dijo...

Yo todavía no he leído todo el texto, cuando he empezado a leer:

Es carnívora...

ya me he dicho yuyu al canto!!!

así que mejor mañana que a estas horas todavía veo Reptilias por todos lados, cualquiera se pone a leer ahora con las carnívoras, yo no me atrevoooooo!!!!!!!!

Besitos corazón

Anónimo dijo...

Hoy no me da para una erudita observación ni siquiera para una observación a secas, no tengo tiempo en este movidito julio, solo un telegrama de saludo y besos, ya te leeré roanés.

PD. De lo que me he dado cuenta es de que ya no hay múuusica.

Strawberry Roan dijo...

cristina, la música sigue estando...

CRISTINA dijo...

Espero que Tralalá tenga su acoplamiento, como tú escribes. Y que sea sólo el primero de muchos otros...

Tralalá es valiente. Se lo merece.

Marga dijo...

Que alivió que Tralalá sea vegetariana!!!

Esta vez si que me has llegado al alma, esa bichita con su sombrilla, es encantadora, me encanta como piensa.

¿Y por qué no? eso si es ser positiva.

Olé por Tralalá, Straw, olé!!!

Besitos corazón

El César del Coctel dijo...

Straw, aún me sorprendo con tu manera de escribir...

Y vaya que si es divertida la historia de Tralalá... y me vino a la mente la imagen de la típica mujer hermosa, de unos 40 años, que tiene tanta belleza y experiencia que todos le temen y le huyen… e incluso crean historia fantásticas en torno ella. Es increíble ver como una mujer con estas características y con tantos que se mueren por ella, pero está sola.

Afortunadamente nuestra Tralalá parece haber encontrado a un galán que si es valiente y se acoplaran… 

Saludos y abrazos…. Ah, y por su puesto para Tralalá

Capri c'est fini dijo...

Uy qué final le veo a esta historia, un apuesto italiano se liga a una solterona reptila, que por fin deja su caparazón a un lado y le da un palo partiéndole el corazón... más viejo que la historia del mundo. Pobre Tralalá... Un saludo.

Anónimo dijo...

Desacopla me tienes con tus historias.

Unknown dijo...

Ando por aqui, entre bambalinas ... fascinada como siempre.

Besos.

AnCris dijo...

Lectura para viajar!!! Te imprimo y mañana me asombraré en el viaje del laburo a casa... la última vez fue genial tu compañía, así que ahí te llevaré.
Luego te cuento qué tal fui...
Besosssssssssss

@ELBLOGDERIPLEY dijo...

¡Hola! Pues la peli de la Hepburn que se va a Venecia que dice Pon es muy divertida. Sí, se liga a un italiano y se cae al agua y todo:-)
Bueno, esperemos mejor suerte para esta sauria:-) ,pobrecilla.
Besotes.

devezencuando dijo...

¿Y por qué no...una continuación?

Esta Tralalá ha resultado un personaje fascinante.

Saludos.

Capri c'est fini dijo...

Pásate por mi blog. Algo te espera allí. Un saludo.